Patricia Soley-Beltrán

Las modelos y la construcción de lo femenino

Me compré en Madrid un ensayo, ganador del Premio Anagrama, titulado «¡Divinas! Modelos, poder y mentiras» de la ex-modelo y Doctora en Sociología, Patricia Soley-Beltrán. El libro, resultado de sus diversas investigaciones, intenta deconstruir y explicar el mundo de las modelos y cómo se ha ido construyendo el cuerpo ideal de las mujeres. Lo que más me gustó, es que ella es capaz de analizarlo académicamente luego de haber sido modelo por años, lo que hace del libro una autobiografía y un análisis académico al mismo tiempo.

Así se ve Patricia Soley-Beltrán. Es muy ex-modelo.

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Quiero mostrar los argumentos y los análisis que más me gustaron e interesaron. No tengo cómo explicarles el por qué de eso.

Soley-Beltrán comienza analizando el por qué de la importancia de nuestra apariencia física en la modernidad. Lo hace como una introducción a la importancia de las modelos como iconos culturales y visuales. «En las sociedades agrarias preindustriales con economías de trueque, no consumistas, la identidad personal venía marcada por la posición dentro de la estructura familiar y la pertenencia a un gremio profesional, que se señalaba con una determinada indumentaria. Sin embargo, a medida que la población fue migrando a núcleos urbanos en los que prevalece el anonimato y la economía de salario, la identidad personal pasó a significarse en gran medida mediante la apariencia física y el estilo de vida». (p. 35)

Hay un cambio desde el lugar social para diferenciarse con la apariencia y lo que ello implica. Esto va muy de la mano con la interpretación de Walter Benjamin sobre «el fetichismo de la mercancía» (el concepto original es de Marx). En esta lectura, Benjamin asegura que las mercancías se entroncan en una idea espiritual, religiosa, dónde es la mercancía que da sentido a la vida y a la expresión de la misma. Por ejemplo, tener un auto tiene un signo de status, de haber triunfado en la vida, de tener un buen empleo, etc. El producto, en este caso el auto, le da sentido y ciertas características a nuestro estilo de vida. En este caso es positivo. A esta caracterización, Benjamin le da una característica religiosa. No de religión en términos confesionales, sino que religiosa en términos que le da un sentido a la vida.

Este es Walter Benjamin. No es un ex-modelo.

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El otro argumento que me gustó fue el tema del Neocolonialismo visual. El término es de Soley-Beltrán. ¿A qué se refiere? Bueno, que las empresas de moda, generalmente norteamericanas y europeas, han creado un ideal de mujer falso. Mujeres delgadas y blancas principalmente. Junto a esto, las modelos son trabajadas con Photoshop, dándoles una visualidad que no tienen en la vida real. Es una creación hecha por computadores. Un especie de Cyborg.

Lo interesante aquí es que la industria crea estos cuerpos (muy, muy delgados) para que la ROPA luzca mejor. Es decir, es la ropa la que lleva a la modelo y no al revés. La ropa es el eje central, porque es ésta la que se consume y vende. Esto es súper interesante, porque el ideal de belleza está dado por la mercancía (volvemos a Benjamin) y no al cuerpo en sí mismo. En ese sentido, toda las nuevas tendencias de comer poco, de estar flaca, de hacer deporte etc, obedece a la idea de tener el cuerpo apropiado para las tallas de ropa que nos quieren vender.

«La estandarización de las tallas en la década de los cincuenta dio un nuevo impulso a la homogeneización de los patrones corporales iniciada en los años veinte. Ya entonces se presionaba a las jóvenes, tanto de la clase trabajadora como la de las zonas rurales, para que se pusieran «en forma», es decir, en la forma adecuada para entrar en tallas comerciales» (p. 79) ¿Les hace sentido toda esta moda del running y el spinning?

Por último, quiero destacar que este neocolonialismo también es racial. Las mujeres deben lucir como la élite del mundo: es decir blancas, rubias y lo más europeas/norteamericanas posibles. Todo el resto tendrá mayores dificultades de conseguir éxito en sus carreras. La autora utiliza mucho la figura de Naomi Campbell, quien a pesar de su fama, le costó el doble o triple que otras modelos de entrar a ese mundo. Además de eso, tiene menos portadas en las revistas que si fuera blanca y, por ende, es blanqueada constantemente mediante Photoshop.

Pensemos también en Shakira y Beyoncé. Como la industria ha obligado que se blanquearan para mejorar sus carreras.

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Hay varias ideas más, pero la gracia es que también lo lean. Por mientras les dejo un link a una entrevista sobre el libro. Pinchen aquí. Y si quieren verla exponiendo al respecto, pinchen aquí

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